jueves, junio 19, 2008

Locos Por el Tour

Hace un par de días me terminé el libro Locos por el Tour que tenía a medias desde hace tiempo. Un libro escrito por 3 periodistas acerca de la historia de los ciclistas españoles en el Tour de Francia. Soy seguidor del ciclismo, generalmente de Tour y Vuelta -aunque estoy deseando cazar alguna París-Roubaix- aunque tampoco un fanático. Sí, yo me salto la siesta por ver el Tour.

El libro no está mal para conocer sobretodo cuáles fueron los inicios del Tour. Dicen, por ejemplo, que comenzó como una forma de recaudar dinero entre 2 periódicos deportivos franceses. Ambos tenían carreras ciclistas y competían por ver cuál tenía más éxito de los 2. Al principio el Tour de Francia era casi literal, duraba 1 semana y hacían etapas de 400 y 500 kilómetros pasando por las ciudades más representativas. Algunas veces daban la salida de noche y había guardias a modo de postas que controlaban qué ciclista pasaba en cada posición.

Sobre los españoles es curioso leer como iban al principio, casi con lo puesto: la bici y muda limpia ¡desde España! Hasta que no llegó Bahamontes -el primer español en conseguir ganar el Tour- el equipo español no estaba unido y todos querían hacer su carrera. A pesar de haber un líder en el equipo nadie lo respetaba y priorizaban su carrera a la del líder.

Otra cosa que me ha sorprendido y mucho, es que ya desde los 60 y 70 se lleva hablando de dopaje en el ciclismo. Cuentan el caso en el libro de 2 corredores españoles que tuvieron que retirarse por compartir jeringuilla; uno de ellos pilló la hepatitis por eso. Así que no es nada nuevo que la gente se ponga hasta las trancas para pedalear. Cuentan que poner cafeína en las bebidas es casi obligado.

En definitiva, un libro interesante si te gusta el ciclismo. Pero es aún más interesante las 2 primeras partes que la última, cuando ya hablan de Pedro Delgado y Miguel Indurain. Porque no hay demasiada tensión en las hazañas que cuentan y sin embargo, resulta muy curioso ver cuáles eran las formas de los corredores españoles antes de los años 70. Como por ejemplo, la mítica anécdota de atacar Bahamontes en un puerto para coger los puntos para el premio de la montaña y quedarse luego en la cima comiéndo un helado a la espera del pelotón.

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