lunes, julio 14, 2008

A Cien Millas de Manhattan - Guillermo Fesser

Una de mis adquisiciones en la Feria del Libro de este año fue el libro de Guillermo Fesser A Cien Millas de Manhattan. Guillermo Fesser es la mitad de Gomaespuma, aunque como ellos dicen, no saben qué mitad es cada cual. Lo que más me gusta de ellos es que tratan de explicar el mundo de una forma muy simple, muy amena y directa. Hace poco les escuché en una entrevista que hicieron para un programa de TVE y decían que, en la radio, hay que creer en lo que hablas porque sino terminas por no comunicar nada. Ellos llevan eso al extremo y te explican con cosas cotidianas la cotidianidad de la vida. No hacen falta florituras, sino hacer entender a la gente lo que pasa en el mundo.

Con ese mismo enfoque de trabajo, que para mi ya se ha convertido en un estilo que nadie más tiene, afronta Fesser las páginas del libro. El texto se trata de una especie de estudio antropológico de la vida en Estados Unidos y de las vidas de los norteamericanos. Él estuvo viviendo allí por un año primero para conocer la cultura de su esposa y segundo para aislarse y escribir el guión de la que sería su ópera prima Cándida.

Es un libro acertado e interesante, que desmonta bastantes mitos sobre los estadounidenses y que corrobora otros. Es un libro que nos acerca los EE. UU. porque como decía un profesor de la Facultad, y creo que es verdad, realmente no conocemos nada del país.

Además conocemos algunos otros datos interesantes, como por ejemplo, el por qué de las nubes de vapor blanco en Nueva York. El efecto se produce porque allí la calefacción funciona por un complejo sistema de cañerías de vapor; se aprovecha las propiedades físicas del agua en su cambio de estado de líquido a gaseoso, el calor remanente y algunas propiedades más, no sólo para calentar las casas a temperaturas altísimas -por eso en invierno en las casas van en manga corta y abren las ventanas- sino también para hacer funcionar el aire acondicionado, calentar el agua de la vivienda, para hacer girar los rotores de la ventilación y para alguna cosa más. Por lo tanto, esas nubes blancas por las calles de Nueva York no son más que escapes de las cañerías de vapor.

Sin ser un libro que tampoco pase nada si no lo leas, sí que sirve para su cometido: acercar Estados Unidos un poco y quitar un poco esa visión manierista que se nos brinda desde los medios de comunicación. Es un libro que se lee en dos patás y terriblemente ameno. Por cierto que tenéis las primeras páginas del libro disponibles gracias a la editorial Aguilar.

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